2008/10/03

La ka roja de Rocambole

Por fin Rocambole liberó los velos que cubrían y ocultaban lo que va a ser el arte de tapa de nuestro último disco. Visualizar por primera vez la tapa de Oktubre me produjo un bello escalofrio en todo el cuerpo comparable a ese tipo de orgasmos que solo prodigan las grandes obras de arte y que en este caso con el agregado de ser esa obra parte de algo en lo que uno viene desde hace tiempo participando activamente. Después del impacto inicial me puse meticuloso con algunos de sus detalles. No sospechaba, por ejemplo, la fiereza que tenian esos rostros, rostros que de acuerdo a la perspectiva con que se lo mire parecen aproximarse, a distintas velocidades, hacia uno. Por un momento, solo para mi adentros, me digo que me resulta excesiva la fuerza que transmite la tapa. La sorpresa prometida por Rocambole para este trabajo está dada en un detalle que se encuentra casi en el centro del dibujo. Es la catedral de La Plata en llamas, el Mono me dice que es una imagen capturada en su niñez, durante las famosas jornadas de furia popular, aquellos dias de 1955 en que los peronistas salieron a quemar iglesias en varios puntos importantes del país en represalia al boicot que se estaba gestando en contra del General y que pronto quedaría más que en evidencia. Lo imborrable termina por trascender – me dice, el Mono visiblemente conmovido, creo qué, por lo que parte de su memoria pudo llegar a plasmar en una obra fantástica. A Skay lo que lo que más lo conmueve, mejor dicho lo que más felizmente le llama la atención es la letra K roja dada vuelta, que suple a la ortográficamente correcta C de la primer silaba de la palabra octubre. Rocambole explica que esa impresión de tipografía soviética le quita la estética punk que tendría solo con una k común. Ponemos la tapa del disco paradita sobre el sillón y la contemplamos, como quien contempla un cuadro con esas paraditas y movimientos de cuello caracteristicos de los visitantes a las galerías de arte. Me doy cuenta de que el Mono se siente muy halagado y también como todo gran artista avergonzado de que anden auscultando y comentando su obra en sus narices, como puede se escabulle a la mesada de la cocina a cortar cubitos de queso, mientras espera que nosotros terminemos de emitir nuestra opinión. Poli dice con un tono de voz sardónico y a la vez querendón que la tapa de Oktubre le resulta un poco comunista. Desde aquella experiencia -contada en detalle en más de una oportunidad- en casa de los muchachos del ERP cuando junto a Skay estuvieron a punto de ser víctimas de un juicio sumario por el solo hecho de sostener durante una fiesta de cumpleaños de uno de los capos erpios que no se bien como estaban conectados con ellos, arrumacos de alto voltaje sobre un sillón que en realidad a contado Poli eran meros mimos de enamorados. Es raro pero que un hecho de este tipo a terminado con Poli un tanto sensible a toda rigidez disciplinaria de la conducta que proponen todas y cada una de las ramas del socialismo. Cuando puede arroja algún bastón afilado contra Fidel o me dice que debería leer a fondo “Archipiélago Gulag” el libro sobre las purgas estalinistas de Sholyenitsin. Aunque debo aclarar que todos estos comentarios estan teñidos de una fina ironía que la alejan del todo de ser una reaccionaria. Rocambole vuelve de la cocina con el queso y más fernet. Sabiendo que Carpani es uno de sus máximos héroes referenciales le decimos que su influencia es notable, con humildad me aclara que su trabajo apenas se aproxima al talento inigualable del maestro Ricardo. El le hubiese dado mucho más volumen a los cuerpos, más vigor, pero yo no puedo desprenderme de la realidad que me circunda, más que nada de la realidad distópica que vivimos, nuestras multitudes son ahora muchos más fofas, amorfas y desdibujadas como si estuvieran desnutridas de ideología. Le digo a Poli, le intento decir que si bien todo esto a ella le parece muy bolche, los Redonditos solo estamos operando dentro de los márgenes de una estética, esgrimiendo símbolos significativos solo como parte del juego propio de una cultura de choque, aguijoneamos con aquellos tubos de pociones y venenos malditos que ya parecen haber caído en el olvido. No es más que eso. Poli no cree o cree muy poco de lo que le digo. Eso delatan sus ojos, negros como la luz de un pozo.
Quedamos tan perplejos ante la joya rojinegra del Mono que no miramos el modelo de sobre interno que por desgracia ya esta siendo impreso. Nadie puede contener mi calentura. “De esos polvos futuros lodos” no está en el disco.
No está en el disco!!! Grito con desmesura.
Al final, en una jugada con olor a subterfugio de Poli, logran convencerme de que incluir una letra en el sobre una letra de una canción que no está en el disco tiene un toque de exótismo, una ráfaga de misterio que no le cae nada mal a nuestra banda en estos momentos.

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