2008/10/23

LUCA

Anoche tocamos en Cemento. En un momento del show- casi promediando nuestra actuación- observé los brazos de un primate colgarse de los bordes del escenario, una elasticidad acuosa y desmembrada, erguían sus músculos, compuestos de una extraña fuerza de impulso. Ayudado por alguien que lo empujaba desde abajo pudo dar un salto para instalarse a mi lado. En la penumbra del escenario, bajo los enceguecedores juegos de luces, no alcancé a reconocerlo en el momento. Pensé que era alguien del público, ya que desde hace unos recitales han tomado la costumbre de subirse y tomar el micrófono para cantar algún estribillo. Pero esta vez, no era ninguno de los pibes sino Luca. El inefable Luca Prodán sonriendome con esa mueca que solo los habitantes de un país permanentemente en llamas y de milenario vértigo pueden tener. Unas horas antes habíamos estado en camarines. El Tano con la excusa de venirnos a tirar buena onda y a saludarnos, cosa que hace, como dirían las viejas, “de todo corazón” me pedía alguna canción para reversionarla. Desde que grabó “ Mejor no hablar de ciertas cosas” no pierde oportunidad para pedirme otro temita.
Tenía unas ojeras que parecían de yeso, revoque de yeso azulado bajandole de los ojos, lagrimón soterrado bajo su piel, como si Geniol, el psicoclown de su maravillosa escuadra de mutantes, hubiera, por error, trasladado a su rostro vestigios de su maquillaje. Desde su garganta ascendía sin ganas el son de una voz cavernosa, tibia y apagada. Lo note cansado y dolorido, como si estuviera recuperándose de una larga, muy larga sbornia. Tomaba pequeños tragos inclinando lánguidamente una petaca de gin como quien sabe que la única medicación efectiva contra el envenenamiento, es justamente la ingesta de más veneno. Ni a Skay ni a mí, al verlo en ese estado, se nos ocurrió que estuviera dispuesto o tendría ganas de subir a cantar algún tema con nosotros como parte del show de esta noche, pero allí estaba el pelado junto a mí, a punto de convertirse en una tromba humana, a escasos segundos de comenzar a sacar de su desbarajuste interior todo ese magma explosivo que lo caracteriza y que casi siempre logra tranformar en algo sumamente lírico, convirtiendo la pesadez de su existencia en el alma acabada de soberbias composiciones. Cuando los pibes lo divisaron arriba del escenario estallaron en gritos y comenzaron a vivarlo. Luca, entrando en clima de showman y tratando de salir de esa especie de introspección triste, la misma con la que lo había visto antes en los camarines, les hacía graciosos cortes de manga en señal de afecto.
La introducción de “Criminal Mambo” se deslizaba a lo largo del diapasón de la viola de Skay, era el anuncio de una tormenta eléctrica a punto de desguasarce sobre todos nosotros. A mi lado, como una presencia de momentos espectral y de momentos sólida como un barrote de acero, como si con cada respiro ese hombre cambiara de forma y de peso específico su corporeidad, sentí toda la tensión escénica del Tano comenzar a desplegarse cerca de mí. Sentí la metamorfosis de un gran actor desdoblandose hasta alcanzar una pose mitológica, en alguien que está a punto de legar al pequeño mundo que lo observa pero que solo en parte es conciente de ello, una escena inolvidable. Parecía no estar preparándose para cantar sino más bien, teniendo en cuenta el envión que parecía estar tomando en sus piernas y en su cadera, para dar un salto mortal hacía el vacío. Me deje llevar por la inminencia de un trance, que sabía, quedaría registrado de forma imborrable en cada uno de los chicos que lo viera.
Le sientan bien a Luca las canciones que se forjan sobre una poética minimalista, es capaz de darle diferentes espesores y matices a las escasas palabras o frases que conforman el tema, logrando en todo momento, una vasta expresividad y una inmensa riqueza dramática. En un instante, pense que lo mejor sería que fuera él quién comandara los controles de la canción, que sea Luca el encargado de estrellar la nave musical contra la emoción abierta de los pibes. Yo suelo darle un toque más histriónico a “Criminal Mambo”, desempastarlo un poco del caudal barroso que ya tiene en sí, para darle un aire más ligero y dinámico igual que si la oxigenara un poco, pero el Tano fue a fondo con la impronta de una interpretación bestial y sentida, hundiéndose cada vez más, en el pantano sonoro que su propia voz iba creando. Pude observar, mientras estudiaba en que posición dentro del dúo me tenía que situar, como arrancaba desde abajo con el alarido tenso de una fiera herida hasta que después de expulsar cada fraseo su boca temblaba y se quedaba sin aire, volvía a cargar sus pulmones y sus alaridos volvían a conmover el aire. Los pibes abajo, deliraban y lo escupían, llenando su cuerpo y sus brazos de espuma blanca provenientes de los espesos gargajos que salian de sus bocas, poniendo en práctica ese humillante y desagradable ritual punk de reverencia que a mí particularmente tanto me molesta, pero que a Luca parecía no lograba exaltarlo como a los integrantes de los Sex Pistols, pero si lo disponía de una mejor manera. Después, como lo teniamos previsto, casi sin respiro, seguimos con “Todo preso es político”. Luca había terminado de exhalar lo último de vida sonora que quedaba en sus pulmones, llenando toda la amplitud del ambiente con el grito de guerra de los kamikases japoneses – Banzai!!!!!!!!!!!!!- y después con un extenso fraseo en italiano. Estaba exhausto y agitado con su costumbre de cantar, entre herido y mutilado, como si esto fuera condición sine quan non para imprimirle giros tragicos a su voz. Tiene la capacidad de terminar un recital completo en esas condiciones.
Se quedó arriba bailando como un mono y amasando en su garganta el estribillo de la canción. No acertaba con los compases veloces del tema y en la segunda entrada al quedar pagando, disimuló muy bien el error dando unos giros con su cuerpo como si fuera parte de una coreografía montada por Antonin Artaud, demostrando una gran predisposición actoral y grandeza escénica. Creo que le sonabamos un tanto disciplinados en comparación a su música que propone una estructura bárbara e invertebrada distinta a la nuestra. Con buen tino y viendo que su labor había concluido de buena manera esta noche me abrazó de forma afectuosa y alcanzó a decirme al oido palabras que no escuché bien por la saturación de la guitarra de Skay pero leyendo los rastros de bonanza y satisfacción que surcaban su rostro se que fueron palabras de aliento y agradecimiento. Se bajó del escenario, esta vez, no como un primate, sino con la elegancia soberbia de un scholar de Oxford, al que dentro de su cabeza le han crecido cientos de tempestades.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Titino "la mejor droga: ser feliz": Grande Andres, no aflojes, segui llenando la web de arte, suerte

Anónimo dijo...

Si! muy bueno!
toto