2008/10/09

Sr. Rey

Me preguntan, cada vez más seguido, por Patricio Rey o en muchas ocasiones me tratan directamente como si yo fuera el mismo Patricio Rey. De las dos opciones prefiero la primera, la otra comenzó siendo algo cómico, tipo gag de comedia de Woody Allen o de los hermanos Marx hasta que terminó por transformarse en un malentendido realmente fastidioso y pesado. Explicar que uno no es Patricio Rey se torna, con el tiempo, después de disfrutar de las mieles de la despersonalización, un poco latoso y hasta aburrido en cambio explicar al verdadero Patricio me divierte más, me gusta delirar un rato con tal cuestión hasta que los señores se ponen pesados y exigen datos concretos del susodicho. -¿Y no tenés el teléfono? -pueden llegar a preguntar o -¿en que bar para?-
Me gusta improvisarle diversas biografías, distintas vidas de Mr. Rey. A veces lo presento como un embajador munificente con sede en Bruselas otras como una entidad abstracta fruto de la condensación gaseosa de los redonditos de ricota que preparaba el Doce, como un chamán que procura constantemente conjurar todas nuestras cobardías o verlo como un vagabundo itinerantes de las grandes redes cloacales de la ciudad.
Patricio Rey es sobre todo misterio, enigma sin revelar, magnifica estructura falsaria, eterno combustible de nuestras maquinaciones y trampolín que nos dispara por sobre los decorados del rock.

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