2008/11/24

Atenas, retorno al origen.

El jueves partimos temprano para la Plata. Retorno al origen, me dice la Negra desde el asiento delantero del auto que conduce El Soldado. Fue Poli quien creyó conveniente, luego de un verano cargado con todos los fantasmas del gran éxito de concurrencia en los dos Obras, armar algo en La Plata. Esta vez no responde a cierta cíclica vuelta que nos mandamos todos los años como parte de nuestras presentaciones habituales. Esta vez según lo no dicho por poli tiene que ver con conjurar cierto falso agigantamiento que iría en desmedro de la composición química de Patricio Rey. Como corrigiendo una receta magistral volvemos a la vieja placenta, donde de algún modo nunca nos dejaremos de ver como los simpáticos malucos que en este caso intentaran quitarle todo el nocivo brillo, contrastar o mejor dicho equilibrar, el peso que podemos estar adquiriendo como una banda superprofesional.
Vamos a tocar en el estadio Atenas una vieja canchita de basketball donde históricamente se llevaron a cabo los mayores eventos de rock.
Nos alojamos en una de las casas que Okay posee en el fondo de la calle 8. Un caserón profundo y lúgubre con casi veinte habitaciones. Como siempre que hemos venido me gusta instalarme en la pieza del arce, si donde ese vigoroso árbol se a prendido a la pared y del modo de un brazo de la naturaleza desenfrenada que estuviera luchando contra los efectos de la civilización ha ido resquebrajando toda la pared.
Hay varios árboles en la vieja casa Skay siempre cuenta la misma anéctoda del arbusto del patio, el de hojas alargadas como puñales, la planta maldita traída por sus padres de Kenia y que tiene la propiedad de colmarte de fiebre si te quedas un rato bajo su sombra. La anécdota es que Symns en una de sus estadías en esta casa intento desafiar a la sombra y se instalo varias hojas en cuero y con una botella de ginebra para ver que le sucedía. De a ratos mirabamos a Enrique cuenta Skay para ver si comenzaba a descomponerse pero eso nunca ocurrió. Symns es inmune a cualquier tipo de venenos.
Skay encontró en un viejo armario fotos de su familia. Recostado en el sillón del hall las contempla secundado por Poli. Me llaman para corroborar si la esquina donde posa Mr.Beilinson es la misma donde desde hace unos años funciona “El Fasito Histérico” un kiosco donde se juntan los pibes antes de ir a nuestros recitales. Les confirmo que si mientras destapo una botella de dos litros de wisqui. Semilla llega con el hielo que a traído de la estación de servicio.
La tarde comenzaba a pintarse de negro y nos hallabamos todos como diría Capote en plena misa escocesa, cuando sonó impetuosamente la manito de bronce golpeando sobre el roble de la puerta. Ningún otro que el Negro Cañón es capaz de acercarse hasta la concentración de Patricio Rey. Me estreché en un fuerte abrazo con el Negro, los miré a los ojos buscando las secuelas de su encierro en Batán pero nada su dureza impenetrable no dejaba ver más que tormenta del presente. Todos sabíamos que Cañón esta con libertad condicional así que a nadie se le ocurrió, como otra veces que oficie de conseguila. Nos sentamos y comienza con la broma de decirnos que esta en tramiete el juicio por no percibir las regalías de lo que el considera su tema. Dice que sin su gimnasio jamás habría Masacre en el Puticlub. Otra vez más nos dedicamos a reconstruir aquella batalla campal en medio de las instalaciones de su gimnasio.
Walter y Sergio lo miraban sin dar crédito a lo que se podía transformar lo que en apariencias era un simple salón de pesas. Todavía me tenés que explicar aquello del gas coreano vociferaba histriónico el Negro Cañón mientras se abrazaba Skay y a Poli.

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