2008/11/24

Del Cielito y del infiernito Record

Los síntomas del agotamiento se reflejan en todo el cuerpo, un cansancio por momentos diría de orden venenoso que en mí particularmente se manifiesta a través de unas imponentes ojeras color terracota y en una variación terrible del estrés que amenaza con convertirme, de un momento a otro, en un ser, diríamos, intratable. Hoy, si todo sale como debiera salir y no tenemos que volver a retocar nada, es la última jornada que pasamos en los estudios “Del Cielito”. El trámite de la grabación, sobre todo la generación constante de dilemas de órden técnico me pone, de verdad, muy tenso. Nadie se atrave a decirme en la cara que soy un hinchapelotas con todas estas cuestiones que tienen que ver con el sonido, pero se que en realidad todos y cada uno de los que me acompañan en esta empresa lo piensan. Todos, desde Gauvry hasta el Soldado pasando por la piba que le pasa una franela a los vidrios de la sala, preferirian a un tipo más aggiornado al tono voluble de estos días pero me tienen a mí un obsesivo constante en eso de encontrar la supuesta perfección en los lineamientos operativos del disco que no es otra cosa que la forma incondicional de mis caprichos, mi esencia imperturbable y mi obsecada forma de ver las cosas.¿Acaso debo explicarles que no conozco otra forma de actuar dentro de un set de grabación que esta la de hacer una marca personal a todos los posibles errores, que se acabó para siempre la murga posesa de años anteriores donde eramos capaces de tocar con una sopapa y un balde?¿Qué quieren que sea un músico displicente que deja que el operador haga lo que quiera, que imponga el sonidito mainstream de moda de la mierda que se escucha todos los dias por la radio?.Nadie dice nada pero se que les empieza a doler el hígado cuando comienzo a objetar aquello que me parece no salió como lo había pensado. Hoy fue un día atípico de grabación, veníamos medio a mal traer con Gauvry porque no llegaba a captar del todo nuestra idea original, esa que nosotros tampoco sabiamos exponer del todo bien me parece, digo con la claridad tal que se necesita para que alguien responda de modo casi empático a lo que se requiere con tanta demanda. Con Skay pensabamos que Gustavo no llegaría nunca a plasmar del todo lo que queríamos, a lograr esa estridencia fresca y a la vez sofisticada que creemos es el sello particular de la banda por estos días y lo que nos interesa sobremanera que quede reflejado en el disco. Solo le pedíamos que la grabación salga mas o menos como el vivo, pero no había caso que Gustavo de en la tecla, que encuentre el rumbo de lo que le solicitabamos. Pese a todos estos inconvenientes y desencuentros nunca dejo de existir una suerte de confianza hacia el operador, yo notaba que el tipo estaba en camino de entendernos y que con extrema concentración buscaba, aunque no obtenía resultados inmediatos satisfacer nuestra demanda. Es que Gauvry como yo, tiene sus vueltas y nos mostraba cosas que no nos convencían del todo como si estuviera experimentando algo raro. Metia demasiado atrás a las guitarras por momentos también ocultaba la voz. Pero al final encontró el rumbo deseado y nos sorprendió pelando una construcción de original identidad sonora que nos gustó, sí podría decir tranquilo, que nos gustó mucho. Cuando activando unas cintas desde el tablero de control nos presentó como había quedado finalmente “Un Héroe del Wisky” Skay me miró entre sorprendido y fascinado como diciendo- Ahí esta carajo, ahí está lo que estabamos pretendiendo. Nos distendimos un poco con el logro de Gauvry aunque igual nos carcomia la ansiedad de ver como había quedado finalmente el resto del material que habíamos grabado.
En “Del Cielito” hay un parquecito muy lindo, así que fuimos un rato a tirarnos al pasto, ha recostarnos sobre la hierba para ver si la madre naturaleza nos traía un poco de paz. Le comenté a Walter (estamos obsesos con el tema de la grabación como si nada más sucediera en este mundo) que el “Never bollock...” de los Sex Pistols pese a la vieja leyenda punk que dice más o menos que Sid Vicius tocó el bajo con los pelos del culo es uno de los discos más trabajados de la historia del rock con más de seis pistas de guitarras superpuestas. Es mentira el mito de su frescura caótica. No dejan nada librado a la espontaneidad los ingleses. Entre duras pitadas a un Marlboro Skay me hizo ver que le gusta el laburo que se está consolidando en manos de Gauvry. Cuanto hace que no veía a Skay al sol y rodeado de pasto. Se desplazaba por el jardín de Del Cielito Records como un duende nervioso buscando quien sabe qué nueva inspiración para la fumaringa de genios oscuros que habitan dentro del órgano vital de su guitarra. Poli quiso que el momento quede registrado para la posteridad y sacó unas fotos de todos nosotros posando en uno de los banco de plaza que hay en el jardín. Cuando volvimos a entrar a la sala, Gustavo nos hizo escuchar lo que faltaba y nos dijo que si me parecía bien quería una toma más de la voz para “Nuestro amo juega al esclavo” y “Rock para los dientes”. Me concentre y entre sorbos de fernet natural apenas rebajado con un toque de coca sin gas puse a punto el garguero. Mientras canté “Nuestro amo...” fueron surgiendo de mi mente, nítidas imágenes de una ciudad sitiada, al estilo del Buenos Aires de El Eternauta pero, sin los blancos y negros de Solano López sino cargada de mórbidos colores y desmesuras edilicias como las que se hallan en la novelas de Ballard y rostros, muchos rostros sufrientes que me acaloraban el pecho de severas angustias. No bien terminé de cantar, Semilla y Skay se arrimaron y me palmearon en la espalda un poco en señal de aprobación y otro poco tratando de apuntalar al cantante que ya no puede con sus nervios y que si lo siguen jodiendo sus propias exigencias lo van a mandar a la sima de un pozo depresivo. A los pocos minutos, en los que pude lograr oxigenar bastante los pulmones, largué con el arrebato verbal de “El Sniffer”. Se me ocurrió que quedaría bien el sonido de un buen nariguetazo antes de empezar. Me acerqué al micrófono y simulé un violento sonido snifal. Semilla y Dawi miraban desconcertados desde el otro lado del vidrio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Andrés: Te escribí hace un tiempito (cuando me enteré de la existencia de este rincón mágico) que me pareció una buenísima idea y una joyita para degustar con tiempo... Por lo que voy chusmeando hasta ahora, un par de piropos nada más tengo para decirte. Me gusta mucho tu manera de escribir, esa capacidad de combinar términos de lo más estudiados con términos de la jerga callejera, roqueros y modernosos, y bastante de poesía también, sin temor a sonar cursi (o es por eso que cada tanto incluís una puteada? Como para no mariconear demasiado, no? jajaja...). Lo que personalmente lamento es no traer todo ese bagaje de cultura general que debe ocupar unos cuantos tomos en tu cerebro... Si así fuera, disfrutaría mucho más de tus textos al poder identificarme con más cosas. De cualquier manera, al menos es muy refrescante imaginarme a un Indio tan dado a su público, capaz de compartir su diario íntimo con sus experiencias y sus reflexiones. Repito, muy buena idea! Pero voy a tener que ponerme a estudiar para aprovecharla en toda su riqueza... Gracias!