2008/11/24

Radio City

Viajamos a Mar del Plata para hacer unas fechas en el Radio City, un viejo cine devenido sala de conciertos situado a pocos metros de la peatonal San Martín con capacidad para una quinientas personas y donde realizaremos fechas doble o sea dos conciertos por noche uno a tras de otro, así que ya estoy estudiando como administrar bien el container de adrenalina que se acumula en mis fuentes de almacenamiento emocional.
Es acogedor el ámbito de la ciudad fuera de la temporada de verano, salvo una serie seleccionada de turistas con más ansias probar suerte en el casino que de paseo al aire libre Mar del Plata esta totalmente descongestionada de las multitudinarias muchedumbres estivales. El frío marino invadiendolo todo, el viento azotando con su carga de maderamen de naufragio y yodo resaltan su aspecto de metropoli abandonada.
En el bolso traje algunos libros. Baudrillard, Mc Luhan y “La naranja mecánica”, la novelita de Antonhy Burguess editada por el sello Minotauro que hizo famosa Stanley Kubrick con su extraordinaria versión cinematográfica, un libro que siempre tuve ganas de leer a pesar de saber que no es superior a lo realizado por Kubrick.
Espero no tener que lidiar demasiado con los detalles técnicos referentes al sonido cuando lleguemos al Radio City. Me pongo de pésimo humor cuando empiezan a joderme la vida con que los Marshall saturan y todas esas cuestiones que están fuera de mi alcance. En ese aspecto le echo el fardo a Skay que esta más metido en la cosa. No quiere decir que no exija, si hay algo que me rompe las pelotas en estos últimos tiempos es tocar con equipos de mierda que te hacen sonar como el culo. En el auto, mientras viajabamos pude hincarle el ojo a “La naranja mecánica”. Después de un par de párrafos recorde que el argot que utilizan los personajes,el NASDAT una mezcla de ruso, eslavo con variaciones del propio Burgess, que dan por resultado curiosos neologismos, los mismos que utilizaron Los Violadores en “Ultraviolento”. Me quedé pensando, tratando de disecar el componente humano de las huestes de Pil Trafa y Stuka. Como últimamente me he dedicado a desentrañar quienes nos vienen a ver, hago lo mismo con las demás bandas. Si me hubieran preguntado rápido hubiera dicho que no existen grandes diferencias entre los chicos van a ver a Los Violadores y los nuestros pero hilando más fino con gran orgullo llegué a la conclusión que nuestras bandas sugieren un misterio cargado de ansiedades elegantes que los poppunk no poseen.

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