2009/02/04

Katmandù Trafic

Hacia por lo menos un año que no me encontraba con Alfredo Rosso. Desde un tiempo a esta parte pasó a inquietarme la desaparición de viejos amigos de mi vida. Mi única explicación para esto es decirme que la vorágine de los años locos que en suerte nos ha tocado vivir nos ha reconcentrado tanto en el trabajo que apenas si he tenido tiempo para frecuentar a aquellos gloriosos interlocutores del pasado. Pero los años son distintos, los tiempos cambian, no se puede vivir tirando paredes y nunca llegar a concretar un gol. Ahora que la pelota a cruzado la raya espero que vengan a abrazarme para festejar. Rosso es siempre bien recibido. He notado que varios de los viejos amigos se han apartado como si no quisieran entrometerse en el éxito de los Redonditos. Si bien se que se sienten participes los hacen en la más lejana de las distancias como un gesto de humildad y elegancia.
Observo la bolsita amarilla que Alfredo sostiene en su mano que ahora a depositado sobre la mesa sin dar cuenta de nada. Enormes sorpresas me ha dado extrayendo discos de bolsas. Discos siempre discos. Trato de calmar la ansiedad y mientras conversamos espero que sea él quien me invite a la escucha de quien sabe que cosa.
Me pregunta si pude ir a ver “Pulp Fiction”. Le digo que no, que se está haciendo cada vez más difícil salir y cumplir con el requerimiento afectivo de los chicos. Esto último lo digo con tono afectadamente remilgado y Rosso estalla en carcajadas aunque sabe que es cierto. Por fin mientras Virginia descorcha la botella de vino Alfredo se dispone a sacar lo que ha traído. Fito Paéz. Lo último de Fito presenta Rosso. La verdad, me asombra. Siempre a intentado Alfredo sonsacarme con brillantes más exóticos. Escuchamos el disco sin hablar como si fuera un film. Es bueno. Le hizo bien la Roth- dice Alfredo-. Con Fabiana vivían muy Bukosky, mucho desgaste. Leo los nombres de los temas “El amor después del amor”, “Thelma & Louise”, “Brillante sobre el mic”, “Tumbas de la gloria”. Cuatro temas bien Prince y cuatro bien Charly dice Alfredo. Le digo que me gustó mucho “La balada de Donna Helena”, su psicodélica narratividad pero más me gusto la 6 , Katmandú, “Tráfico por Katmandú”.

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