2009/06/08

Andrés

Espero la llegada de Andrés. Doy vuelta en mi cabeza como si fuera un costillar de cerdo que se esta dorando sobre una brasa fina y roja algunas frases de Adieu bye bye. En cualquier momento cae mi amigo por Leloir. Hemos hecho muy buenas migas con Calamaro. Tiene un enorme potencial compositivo que entrega de forma generosa así también como un enorme conocimiento de casi todos los aspectos de la cultura rock.
Pasamos tardes enteras recreando o comentando canciones de los Grateful Dead o de The Birds.
Siempre supe que era un gran fan de los Redondos aunque nunca había tenido la oportunidad de conocerlo. Un día me llamó por teléfono y lo invité a que viniera a mi casa.
Tengo un vago recuerdo de su paso por Los Abuelos de la Nada, es que nunca le di mucha bola a lo que llamamos rock nacional y en realidad me bancaba poco y nada a Miguel Abuelo. No me caía nada bien ese maldito gnomo poeta al que Andrés insiste en llamarlo Mike y al que parece no haberlo dado por muerto como si su presencia girara todavía en los alrededores de su ámbito vital. Por Andrés me enteré que Miguel Abuelo nos solía venir a ver a Palladium y a la Esquina del Sol y que en los ensayos solía mandarse con La Bestia Pop. Es tarde para arrepentirse de ciertas cosas.
En realidad comencé a prestarle verdadera atención a Calamaro cuando se fue a España y armó Los Rodriguez. Me llamó la atención la forma poderosa en que sonaba la banda y la contundencia rockera de esa poesía articulada con proposiciones traperas.
Me cayó simpática la vena gallega que adquirió en España.
En esa época contaban los periodistas de rock que Andrés suspendía sus vuelos a Madrid para venir a ver los recitales que estabamos dando en Obras.
Me acerco a la parrilla y vierto bastante riesling sobre las mollejas que ya casi están. Me voy al Luzbola.
Tengo todo preparado en el estudio para grabar. La última vez que vino Andrés nos quedamos con las ganas de grabar porque el cable del teclado estaba roto.
Entre otras cosas me gustaría que me ayude a pulir unas versiones de Tom Waits que a él le salen tan bien.
Después seguro que nos ponemos a bartolear con la guitarra. Utilizo algunas de la maquetas que tengo grabadas y le metemos las historias que salen en el momento encima. Riesling a las mollejas.

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