2009/07/08

Fiebre en las gradas

Domingo. Como Dios descanso. Me desenchufo del laberinto de sonidos del Luzbola. Dejo toda la maquinaria descansar. Abandono mi cabeza para que se purgue un poco de los barruntos y graznidos de los midi y las guitarras.
Desde temprano preparo la platea donde me instalaré a disfrutar de la dispersión mentirosa del fútbol. La idea es hacer un largo break, llevarme cerca el minibar y perderme en el universo del verde césped.
Veo casi todos los partidos de forma casi viciosa desde hace algunos años aquí en Leloir.
Soy un abonado gustoso del codificado. Arranco con los partidos de Italia y España. Me gusta ver a Riquelme. Torero es un apodo perfecto para quien como él larga letales estocadas desde sus pies para penetrar el lomo de toro de las defensas rivales.
Siempre me gustó el fútbol mirarlo y jugarlo. Aunque ninguna de las dos cosas hayan sido constantes de mi vida ni mucho menos. Me gusta tanto ser el degustador exquisito de todas las jugadas que valen la pena, así también como el tifosi envenenado que se la agarra con el arbitro.
En el fútbol local soy un estudioso obsesivo de cánticos y banderas. Creo que esto no tiene su origen propio en mí sino que es una transferencia de las bandas. Como en los recitales, en las canchas también veo muchas banderas con referencia a los Redondos, muchísimas, en todas las categorías. Lo que no abunda demasiado son las canciones con nuestro sello solo algunas hinchadas como las de Atlanta o la de Alte. Brown se han animado con la melodía de la Bestia pop.
Me zambullo de lleno en el juego. Me gusta descubrir la disposición táctica de cada equipo. Me gusta aunque desluzca el juego ver como los equipos chicos se abroquelan desde el mediocampo hacía atrás tratando de contener los millones de dólares de los equipos grandes, preparándose para dar el zarpazo con algún delantero perdido y ganar el partido. Siempre hincho por los más débiles. También gozo mucho con algunas individualidades como la victriólica omnipotencia del mellizo Barros Schelotto, su suficiencia y su talento capaz de llevar a la victoria a Boca tanto con un golazo como discutiendo un lateral o fingiendo una falta.

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